Las viviendas, más allá de ser lugares en los que podemos refugiarnos, descansar y estar seguros, tienen un significado especial para muchas personas. Es el sitio en donde se guardan los recuerdos más profundos con algunos seres queridos.
Además, es allí donde esos familiares hicieron una última petición. Por lo tanto, los dueños quieren estar presentes en ese hogar hasta el final de sus días.
Así ocurrió con la casa de Edith Mcefield, quien fue la gran inspiración para la producción de la película Up. En este artículo te compartimos todos los detalles de esta entretenida historia.
Edith Mcefield, la abuelita que se niega a vender su casa
Al igual que en la exitosa película animada, la abuelita de 84 años tenía una casa pequeña que se situaba en el medio de varios edificios comerciales inmensos. Debido a ello, inspiró a los realizadores del filme.
Además, la vivienda era muy apetecida por las constructoras. Pues pretendían comprarla para demolerla y seguir construyendo edificios de un tamaño imponente.
Sin embargo, la abuelita siempre se negó a todos los ofrecimientos. Esto, debido a que la casa tenía un valor simbólico para ella, que no se pagaba con ninguna cantidad de dinero.
Y es que cuando le preguntaron la razón por la que no vendía la casa, la declaración sorprendió a todos. Respondió que su madre le había pedido morir en su sofá y, por eso, ella quería tener el mismo final.
De esa manera, incluso cuando comenzaron las obras en lugares aledaños, siguió recibiendo propuestas. No obstante, ella las ignoró todas y se negó hasta a aceptar 1 millón de dólares.
La travesía le dejó un gran amigo
Barry Martín era uno de los supervisores de construcción que trabajaba en los lugares aledaños. Sin embargo, más allá del gusto por la casa, entendió la voluntad de la abuelita que se niega a vender su casa y se interesó en ser su amigo.
Fue así como se convirtió en la persona a la que Edith le contaba cada una de las anécdotas que más marcaron su vida. Además, con el que prefería tener un diálogo ameno.
De ese modo, cuando la edad de la abuelita que no vende su casa fue aumentando, Barry se dedicó a visitarla periódicamente para monitorear su salud y prestarle una ayuda inmediata si lo necesitaba.
Sumado a ello, cuando la mujer comenzó a tener un estado de salud preocupante, él la llevó al hospital. En ese momento fue que le descubrieron cáncer de páncreas y Barry jamás se separó de ella.
En vista de ello, la mujer manifestó que no tenía miedo de nada. Pues contaba con una casa y un mejor amigo que la reconfortaban al máximo.
El hogar, un lugar de recuerdos imborrables
Esta historia demuestra que las personas tienen lugares que representan una importancia única para ellos y no están dispuestos a sacrificarlos ni por todo el dinero del mundo. En la mayoría de los casos ese recinto es el hogar, pues es donde se comparte con las personas más queridas.
Además, es evidente que no todo en la vida significa dinero. Pues la tranquilidad mental y los sentimientos son mucho más importantes para el bienestar de las personas.
Fuente: Mejor con Salud
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