Si hay algo que define el sabor de Falcón, es la paledonia. Este no es solo un postre, es un viaje en el tiempo, una pieza de la historia local que ha pasado de generación en generación. A primera vista, puede parecer solo un bizcocho, pero su sabor, su historia y la calidez que desprende son incomparables. Es el compañero perfecto para un café fuerte o, mejor aún, para un vaso de leche fría.
La paledonia, con su distintivo sabor a papelón (panela), especias como clavo y canela, y un toque de anís, te transporta a la cocina de una abuela. A diferencia de otros dulces, su textura rústica y su color oscuro esconden una explosión de sabores que despiertan la curiosidad de quien la prueba por primera vez. Es el tipo de postre que te hace cerrar los ojos y disfrutar cada bocado.
Aunque no se conoce el origen exacto de su nombre, se dice que es una herencia de los colonos que se establecieron en la región, quienes utilizaban los ingredientes disponibles en la zona para crear una torta sencilla, pero deliciosa. Otros creen que su nombre es una deformación de alguna palabra antigua, pero lo que sí es cierto es que la paledonia es una joya culinaria de Falcón.
Este dulce es la excusa perfecta para visitar los mercados locales y las panaderías artesanales. Cada rincón del estado tiene su propia versión, algunas más suaves, otras más densas, pero todas manteniendo la esencia que la hace única. Probar la paledonia no es solo una experiencia gastronómica, es una inmersión en la cultura y la tradición de una región que sabe a historia. ¿Te atreves a probar este pedacito de la herencia falconiana?
Fuente: Pegaísima 91.7FM- Daimal Gómez Pasante de UBV

