En las calles de Venezuela, en canchas de concreto, donde no se puede escapar del calor, ni de la adrenalina, se ha desarrollado un baloncesto tan intenso que desmonta aquella creencia de que el béisbol es el único deporte añadido a nuestro ADN. El “Chato Candela” de Artigas y su Liga de Campeones dan fe de ello.
Y es que lo que nació como una iniciativa para recuperar la cancha se transformó en un proyecto que llamó la atención de jugadores, técnicos y árbitros profesionales, pero más importante aún cautivó a la afición, al punto de convertirse en una cita obligada para los amantes del baloncesto.
Este fin de semana la Liga de Campeones cerró con éxito su quinta edición, el Pastelin de Margarita venció en la gran final a Guerreros de Guarenas con una exhibición de buen baloncesto. Una vez más los ojos de la afición se volcaron al “Chato Candela”, donde la combinación de juveniles con profesionales -activos y retirados- mueve masas.
Fuente: Lider