Rodney Álvarez, sindicalista que pasó 11 años en prisión por un crimen que la justicia concluyó que no cometió, cayó de rodillas a las puertas de la Defensoría del Pueblo, el pasado miércoles 4 de octubre. Rezó, acompañado por otros tres trabajadores, para pedir que la justicia divina se activara ante la injusticia terrenal.
«Hemos agotado lo habido y por haber», sentenció. Y después se encadenó en la entrada. Extraoficialmente se supo que, por divergencias entre el gobierno y el organismo internacional, fue suspendido el cuarto foro programado para los días 5 y 6 de octubre.
Fuente: Contrapunto