El obispo de la Diócesis de Punto Fijo, monseñor Carlos Alfredo Cabezas, llegó a seis años de ordenación episcopal, describiendo su vida episcopal como una experiencia maravillosa de compenetración con la iglesia que para él es muy particular por lo bonita e interesante y, sobre todo, por el empuje que hay en el pueblo paraguanero.
Resumió su liderazgo como una experiencia fructífera, especialmente para su crecimiento espiritual, como persona y cristiano, en una tarea que no ha sido fácil para él, de conducir un rebaño que se ha hecho llevadero por lo hermoso y bonito de la feligresía y la iglesia. Pidió al Señor fortaleza para seguir sirviéndole con amor a pesar de la condición humana y sus fragilidades.
Fuente: Nuevo Día