El tema eléctrico en Paraguaná es tan molesto como el hecho de que por décadas, a la península, falsamente se le han prometido la suficiente generación y distribución de cargas para cubrir las necesidades de una creciente región industrial y turística, en tiempos de otrora; puesto que, en el ahora, esa evolución parece haberse detenido.
No se desestiman los intentos por darle otro brillo a la llamada península de la amistad pero, dichos ensayos han sido tímidos o no han atinado a lo que realmente se necesita: servicios de calidad para poder posicionarla en el mundo como un destino turístico de preferencia y finalmente, lograr diversificar su única fuente de ingresos; la refinación petrolera.
La vida del ciudadano de a pie, transcurre en conseguir gas pero a falta de eso, prende la cocina eléctrica y se apaga el voltaje. A duras penas paga por unos litros de agua y cuando llega el camión, enchufa la bomba y la energía luce por su ausencia. Trata de llamar por celular para pedir ayuda y las telecomunicaciones parecen trabajar con la corporación eléctrica; va a la bodega a comprar algo para comer y no pasa el punto, justamente por la caída de señal. Sin contar las horas en la cola por gasolina, porque la estación de servicio no tiene planta.
¡Hasta cuándo! Es una de las frases que más se escuchan a diario en Paraguaná; sólo por mencionar las menos grotescas, aunque más grotesco es lo que se vive, sin contar los más afectados, niños, adultos mayores y personas con algún padecimiento, sometidos a una dura realidad. En el verbo peninsular se dice: “La costumbre se hace ley reza un refrán -poco a poco nos estamos apagando- se escuchó por allá y otro respondió: -no hay mal que dure 100 años- Y yo tampoco, dijo el otro”.
En Coro ha habido fluctuaciones de voltaje también y en Paraguaná, no se sabe si los apagones son racionamientos. No obstante con el apagón de la noche del viernes 26 de mayo, a éste se le añade otro al amanecer de este sábado que duró no menos de seis horas. Sectores que recibían agua en este par de días, sólo vieron las primeras gotas en el grifo. El comercio no levanta cabeza y mientras tanto, el silencio institucional mantiene desinformada a la gente que espera, al menos, una justificación para pagar con ánimos, el recibo mensual.
Fuente: Pegaísima 91.7 FM / Ariana Méndez Lugo