Olor a podrido o a pan quemado. Sentir una pestilencia a sustancias químicas o humo de tabaco. La fantosmia define una alteración del olfato que nos hace percibir olores que no son reales. Es decir, que aquel estímulo olfativo que creemos que nos llega desde el exterior hasta las fosas de la nariz, no existe. Es el cerebro el que nos lo hace experimentar de ese modo.
Las personas que padecen este trastorno no están perdiendo la razón, ni entran dentro de ninguna condición psiquiátrica. Ellas saben muy bien que lo que sienten no es real y de ahí el desconcierto. Además, cabe señalar que este fenómeno no es algo aislado ni puntual. En realidad, son muchos los que, llegada a cierta edad, empiezan a informar de esta curiosa alteración.
Estas alucinaciones olfativas suelen presentarse alrededor de los 40 años y se vuelven más intensas a medida que nos hacemos mayores, como lo señala un estudio publicado en la revista Chemical Senses. Además, hay otros factores que contribuyen al aparecimiento de esta condición. A continuación, te lo mostramos
Causas de la fantosmia
La percepción de olores que no existen puede llegar a ser muy desagradable. La persona siente, de pronto, olores pestilentes que molestan e irrumpen la cotidianidad. Así, y por llamativo que nos parezca, esta condición la sufren 1 de cada 15 personas de más de 40 años.
Estudios, como los realizados en la Universidad de Vermont y en el Instituto Nacional de Salud de Maryland, señalan que este síndrome tiene una mayor prevalencia en mujeres, en especial pertenecientes a entornos más desfavorecidos.
Podemos distinguir dos tipos de fantosmia: la periférica y la central. La primera aparece cuando el origen de la alteración está en las fosas nasales. Por su parte, la central, es un poco más compleja, debido a que su causa se relacionaría con la función cerebral. En este último caso, los síntomas presentan mayor persistencia y, por lo tanto, puede ser problemática en extremo.
Xerostomía o boca seca
El síndrome de la boca seca o xerostomía aparece en personas de entre 50 y 60 años con frecuencia. Se caracteriza por la falta de saliva a causa de una alteración en las glándulas salivales. La consecuencia de esta disfunción es seria, porque supone la irritación de los tejidos duros y blandos de la boca, elevando la presencia de bacterias y el riesgo de que surjan patologías bucales y dentarias. Asimismo, se ha podido ver que otro efecto asociado es la fantosmia.
Tabaco
El tabaquismo es nocivo. Sin embargo, en ocasiones descuidamos el impacto que puede tener esa dependencia a los cigarrillos sobre los sentidos. Sabemos que el consumo intenso de cigarrillos afecta al sentido del gusto y el olfato.
No solo se pierde la capacidad de distinguir olores y sabores. Además, estos también se alteran. Es decir, lo que comemos no sabe igual y en ocasiones sentimos malos olores sin estímulo concreto. La buena noticia es que si dejamos de fumar, estos efectos desaparecen.
Migrañas con aura
Las migrañas con aura tienen como particularidad que se inician con una serie de síntomas que anticipan la aparición del dolor de cabeza. De este modo, entre esos signos (auras) están las alucinaciones visuales, como ver luces brillantes, y experimentar olores que no existen (fantosmia).
Rinitis y sinusitis
La rinitis, tanto alérgica, como no alérgica, también se relaciona con este problema. Así, esa inflamación del revestimiento mucoso de la nariz, que ocasiona estornudos, rinorrea, prurito nasal y congestión, deriva en muchos casos en la alteración de los olores.
Contaminación ambiental
Se ha establecido una asociación entre fantosmia y contaminación ambiental. Aquellas personas (en especial, mujeres) que viven en entornos con un mayor nivel de contaminación, desarrollan poco a poco el trastorno olfativo. Aún no se conocen con exactitud los mecanismos que orquestan la condición, pero es un hecho que debe tenerse en cuenta.
Trastornos neurológicos
Dentro de los trastornos neurológicos, la alteración del olfato es un síntoma que aparece en múltiples enfermedades. Por ello, es decisivo siempre contar con un adecuado diagnóstico:
La fantosmia puede surgir a raíz de un traumatismo craneoencefálico. Hay personas que tras una simple caída y un golpe en la cabeza evidencian la alteración.
Los problemas en el olfato son otro síntoma asociado al párkinson.
También puede relacionarse en pacientes que sufren esquizofrenia.
¿Cómo se trata la fantosmia?
Los pacientes con fantosmia, según un estudio publicado en The American Jorurnal of Clinical Nutrition, evidencian, a corto plazo, múltiples problemas, como alteraciones en el apetito y perdida de peso. Además, no está claro aún un tratamiento oficial para esta condición, todo depende de la sintomatología del paciente y sus circunstancias personales.
Por ello, lo más adecuado es acudir al médico lo antes posible para conocer qué origina la fantosmia: migrañas, alergias, enfermedad de Parkinson. Es común que el abordaje sea multidisciplinar y se combine con la atención que nos ofrezca un neurólogo y un otorrinolaringólogo.
Entre los tratamientos que se pueden prescribir se cuentan desde antiepilépticos, antimigrañosos y anticonvulsivos hasta la estimulación transcraneal. Lo más importante es personalizar la atención a cada paciente y mejorar, en lo posible, su calidad de vida.
Fuente: Mejor con Salud
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